Ciclo: Construcción de Autonomía en Europa. II La lucha contra las grandes infraestructuras y su mundo.
Jueves 6 de marzo a las 19 h, en la Base, continua el Ciclo: Construcción de Autonomía en Europa. II La lucha contra las grandes infraestructuras y su mundo.
El Val de Susa en Italia y la ZAD en Francia son dos enclaves situados en el extremo de ambos países que durante los últimos años se han convertido en el centro de continental de una cierta manera de entender la lucha y la vida. Son enclaves estratégicos para el despliegue de un orden que encuentra su nervio principal en las infraestructuras, son las infraestructuras las que conectan los distintos nodos de un sistema basado en la circulación continua e infinita de fuerzas industriales: dinero, mercancías, fuerza de trabajo, datos, comunicación, constituyen un mundo en su perpetuo fluir.
Abrir vías, organizar el territorio. Las infraestructuras no son neutrales, sino el vehículo de penetración, de captura y de dominio por parte de un poder metropolitano sobre un territorio y la existencia que lo habita. Incrementar la velocidad, las conexiones, despejar el paso a la logística de las grandes concentraciones corporativas, de todo tipo, ha dejado de ser una evidencia positivamente aceptada por todo el mundo. Y ha pasado a ser el territorio de una lucha entre formas de vida. En el Val de Susa en 2011 la coordinación de comités locales de lucha de los pueblos del Valle hizo públicamente una afirmación que subvirtió diez años de confusionismo: “Todos somos Black Block”
Los agricultores y sus tractores, las abuelas y las madres, las jóvenes encapuchadas y armadas al azar con herramientas de trabajo, con hondas o piedras, cualquiera, se ha levantado en estos enclaves aparentemente en los márgenes del país, resonando en el resto de ciudades y pueblos como una especie de llamamiento largamente esperado.
En estos lugares la vida y la lucha vuelve a entrelazarse, las diferentes tácticas forman un frente irregular, la determinación hacia la victoria es tan grande que ambos lugares se levantan entre la niebla y la confusión y el cacareo incesante del presente europeo como faros que auguran una mutación en las maneras de hacer que, incomunicable aún, subterránea, sabemos que existe por todas partes.