La revolució gràfica. Exposició| Dg. 31 – 12h

L’espai d’exposicions de La Base torna amb una exposició molt especial: la col·lecció de cartells originals del maig del 68 que va recollir i guardar la nostra sòcia i amiga Marianne Brull.

La inauguració es realitza el diumenge 31 octubre a partir de les 12h amb un col·loqui a les 13h on participaran:

  • Tomás Ibáñez (militant llibertari i teòric anarquista)
  • Amador Fernández-Savater (investigador independent, activista, editor, «filósofo pirata»)
  • Julia Ramírez-Blanco (historiadora de l’art, professora a la Universidad de Barcelona i autora del llibre ‘Artistic Utopias of Revolt’

Hi haurà vermut i pica-pica solidari amb les causes antirepressives del moviment per l’habitatge de Barcelona.

«Ante las barricadas, ante la guerra que llevan los colegas estudiantes de las universidades contra la policía, los estudiantes de Bellas Artes intervienen con su guerra de carteles, interpelando a la gente. Miles y miles de ellos cubren cualquier espacio idóneo, apoyando la lucha de los obreros en huelga —dando contenido e imágenes a la prensa, la radio y la televisión, felones—, desde el Taller Popular ocupado de la Escuela de Bellas Artes y con los medios de que disponen allí. Impactante sintonía entre los estudiantes, el mundo del arte y los obreros en huelga.»  

Marianne Brull

Cuando la revolución de Mayo del 68 estalló en las calles, los muros de París se llenaron de carteles. Muchos de ellos habían sido realizados en la Facultad de Bellas Artes, en un taller okupado por alumnos, profesores y artistas al que dieron el nombre de «Atelier Populaire». Allí, cada mañana se decidían los lemas en asamblea, por la tarde se votaban los diseños y, a la noche, se producían y pegaban los affiches. Tras introducirse la técnica de la serigrafía, se hizo posible realizar tiradas de más de mil ejemplares. Con líneas marcadas y colores planos, las imágenes se funden con el texto en apelaciones que hoy todavía son relevantes.

En esa primavera del 68, una mujer llamada Marianne Brull vivía en París. Recogiendo algunos carteles en las universidades okupadas o arrancando otros, cuando la cola estaba aún fresca, fue guardando una pequeña colección en su casa. Posteriormente, su militancia por el cambio social la llevaría a participar en iniciativas como la editorial antifranquista Ruedo Ibérico. Aún recuerda la experiencia de un masivo empoderamiento colectivo que parece una apelación al presente:    

“el hecho formidable de los diez millones de franceses que se pusieron en huelga durante tres semanas, llevando el país al borde del colapso económico se habla apenas. Se ocuparon y pararon fábricas, el mundo de las artes y espectáculos y los intelectuales en general se solidarizaron con la lucha de los obreros. El entonces presidente de Francia, Charles de Gaulle, fue a consultar el jefe del ejército a ver si se podía hacerlo intervenir, con la respuesta de que “ningún soldado tiraría sobre sus compatriotas”. Los sindicatos, sorprendidos a principios por el movimiento, empezaron a coger las riendas y a negociar con el poder y obtuvieron un alza de salarios del 35%. Los obreros, que anhelaban un cambio radical, sin embargo se sintieron vendidos…”

Marianne ahora es vecina de Poble Sec y ha decidido compartir su colección con nosotras. La historia es un continuo con agujeros que la atraviesan, y desde hace más de cincuenta años, los lemas del 68 aparecen como cristalizaciones de un momento de lucha, y también como herramientas subversivas para el ahora y el aquí.